Pentagrama

"Entonces, le mostraron su escudo todo con brillantes gules, y la figura pentangular pintada en colores de oro puro: él la tomó por el tahalí y la alzó cerca de su cuello, lo que volvió aún más hermoso a ese caballero. Y aunque en ello me demore, es mi intención contarles por qué esa figura pertenecía a aquel príncipe. Era un símbolo que cierta vez Salomón designó para ser entregado en señal de buena fe y justo derecho, dado que es una figura que tiene cinco puntas y en la que cada línea se superpone y una con la otra, por lo cual es infinita por donde se la mire; y los ingleses, así oí decir, la denominan el Nudo Sinfín. Por lo tanto, le iba muy bien a este caballero y a su brillante armadura. Fiel para siempre a la figura de cinco puntas doblada en cada caso en cinco pliegues, Gawain era conocido como un hombre de bien, y así como el oro refinado es depurado de toda bajeza él había sido agraciado con las virtudes de este mundo.

La extraña figura de cinco ángulos
En el escudo y en la cota cargaba;
El más fiel a la palabra empeñada
Y el más gentil en discursos y en saber.

Primero, fue hallado libre de culpa en sus cinco sentidos, y además al caballero nunca le fallaron sus cinco dedos, y toda su confianza sobre la tierra estaba depositada en las cinco heridas que Cristo sufrió en la Cruz, como enseña el credo. Y dondequiera que este hombre se plantara en batalla, su pensamiento constante, por sobre cualquiera otra cosa, estaba puesto en cómo nutrir toda su fuerza de los cinco deleites que la graciosa Reina de los Cielos recibió de su Hijo. A causa de ello, el caballero llevaba su imagen decorosamente pintada en la parte mayor de su escudo, de modo tal que cuando la miraba su coraje jamás decaía. Todo lo que yo encuentro que este hombre practicaba era generosidad y amor a sus amigos, por sobre todo; su castidad y cortesía nunca se desviaban; tampoco la piedad, que sobrepasaba a todas las otras cualidades: estos gloriosos cinco atributos estaban más firmemente arraigados en este caballero que en ningún otro. Eran cinco virtudes verdaderamente investidas en él, y cada una se unía con la otra, de manera que ninguna tenía un término y se hallaban fijadas a cinco puntas que no fallaban nunca, que no se reunían en ninguno de los lados si bien tampoco se separaban. Sin ningún final en ninguno de sus ángulos, donde fuera que el emblema comenzara o se encaminara a su conclusión. Además de ello, el reluciente escudo estaba regiamente forjado, con el oro rojo sobre los rojos gules y el Nudo que la gente instruida llama el Puro Pentángulo.

El afable Gawain está ya listo.
Empuña su lanza con seguridad
Y da a todos los buenos días,
Aunque piensa que es para siempre jamás."

Tomado de "Sir Gawain y el Caballero Verde".


Sir Gawain