In Nomine Domini

Esta es una historia que alguna vez me escribió una persona que adoro con toda mi alma, la quiero compartir con ustedes.

Sir Gawain:

Un día Dios consideraba que tenía tanta sabiduría y tantas cualidades que no valía la pena tenerlas si no había con quien o con que compartirlas, entonces creo al hombre: una estructura perfecta, compuesta por un cuerpo, el cual estaría siempre en la tierra, y un alma, la cual sería la conexión con Dios. Además, también decidió darle la razón, la cual sería una herramienta inherente al alma, pero no se lo diría hasta que este demostrara que le proporcionaría un buen uso y le ayudaría a conectarse más con El.

A medida que el hombre evolucionaba fue descubriendo que no solo era cuerpo, y halló la razón como una herramienta para descubrir el alma (aún no sabía que era). Dios estaba muy contento ya que veía el interés del hombre por mejorar el cuerpo y el mundo que El le había puesto en las manos.

Pero por desgracia, el hombre no supo como utilizar su razón ya que su afán de conocimiento, avance y progreso no le permitía ver que estaba dañando al mundo; este hecho hizo que cada vez se debilitara más la conexión con Dios, el alma, mientras solo se fortalecía el cuerpo.

Dios solo esperaba que el hombre se diera cuenta de su error; sin embargo este no comprendía, ya que su sed de tecnología podía más que su voluntad de amor. Llegó entonces el hombre a maquinarse de tal manera que se creyó perfecto y sentía que no le haría falta nada, hasta que un día, de nuevo en su soledad y frente a sí mismo, sintió un vacío muy grande, fue entonces cuando se dio cuenta que Dios ya no estaba.

Se sentó a reflexionar en la conexión que tenía con El, se dio cuenta que ya no poseía alma, que había perdido su esencia y por tanto había dejado de ser hombre... así que decidió dejar a un lado la tecnología y se encaminó a descubrir la reflexión, a través de la cual logró recuperar parte de su alma.

Una vez incorporó el alma al cuerpo la razón también volvió y pudo poner en orden el caos en el que se encontraba el mundo, se respetó a si mismo y respetó a Dios.

De esta manera comprendió que su vida perdía todo el sentido si no estaba con Dios y que Dios no perdía nada si el hombre se alejaba de El.

Sir Gawain